Un error sistemático de pensamiento o racionalidad en el juicio que influye en nuestra percepción del mundo y nuestra capacidad de toma de decisiones.

Lo destacado

  1. En lugar de pensar detenidamente cada situación, conservamos energía mental desarrollando reglas generales para tomar decisiones basadas en experiencias pasadas. Estos atajos mentales aumentan nuestra eficiencia al permitirnos tomar decisiones rápidas sin necesidad de analizar exhaustivamente una situación, pero también pueden influir en nuestros procesos de toma de decisiones y juicio sin que nos demos cuenta.
  2. Comprender nuestros propios sesgos intrínsecos puede no eliminarlos completamente de nuestra toma de decisiones, pero aumenta la posibilidad de que podamos identificarlos en nosotros mismos y en los demás, y sirve como salvaguarda contra razonamientos falaces, discriminación involuntaria o errores costosos en nuestras decisiones.
  3. Tomemos como ejemplo nuestra tendencia a buscar, interpretar y recordar información de una manera que confirme nuestras nociones e ideas preconcebidas. Esto se conoce como sesgo de confirmación, y puede hacer que tener una discusión lógica sobre un tema polémico y controvertido con alguien sea increíblemente difícil.

Orígenes

Amos Tversky y Daniel Kahneman introdujeron la noción de sesgos cognitivos en 1972 después de observar la incapacidad de las personas para razonar intuitivamente con órdenes de magnitud mayores. En una serie de experimentos replicables, Tversky, Kahneman y sus colegas demostraron que el juicio y la toma de decisiones humanas difieren de la teoría de la elección racional. Explicaron las diferencias humanas en el juicio y la toma de decisiones en términos de heurísticas, que son atajos mentales que proporcionan estimaciones rápidas sobre las probabilidades de eventos inciertos, pero que pueden introducir errores graves y sistemáticos.

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